domingo, 4 de maio de 2014

Biografía Mafalda Capela

Mafalda Capela nació en Oporto, en 1977, en el día de San Juan.

Se ha titulado en Arqueología por la Facultad de Letras de Universidad de Oporto, donde ha completado, en 2007, un posgrado en Animación Socio-Cultural. Tras haber terminado un master en la Universidad Complutense de Madrid, se dedica a la gestión del patrimonio cultural.

Expone desde 2001 y en 2005 empieza una colaboración con el Ciclo «Jueves de Lectura» del Teatro Campo Alegre para cuyos espectáculos concibe escenarios fotográficos. En 2008 empieza una participación regular con la revista “Um Café” donde presenta una rubrica llamada - Impessoalidades – de carácter socio documental.

Se tiene dedicado igualmente a la fotografía de escena en teatro y cine.

A través de la realización del levantamiento fotográfico del patrimonio arqueológico, arquitectónico y natural de la región, ha colaborado con el proyecto “Museo Abierto” el cual integra la ciudad portuguesa de Campo Maior en un recorrido museológico europeo.

Recientemente, presentó las exposiciones A Cabeça é como a Casa” (galeria ArtHobler@Ler Devagar – Lx Factory), “Presidência Aberta” (Ecuentros del Imagen ’09 – Braga), subordinada al tema de las fronteras de género, e “IMPESSOALIDADES”, a partir del trabajo con el mismo título publicado en la revista “Um Café”.

En 2002 hizo su primera exposición individual y en 2006 presenta “LOST VITRINES”.

De su colaboración con el Ciclo «Jueves de Lectura» del Teatro Campo Alegre, se destacan los siguientes escenarios fotográficos: “O Acervo da Quietude”, sesión dedicada a la poesía de Daniel Maia Pinto Rodrigues (Febrero 2009); “Desmantelamento De Um Rio”, sesión dedicada a la poesía de José Luís Peixoto (Abril 2008); “A Cidade Líquida”, sesión dedicada a la poesía de Filipa Leal (Septiembre 2007); “Esta Cidade Não É Uma Cidade É Um Vício”, sesión dedicada a la poesía de Jorge de Sousa Braga (Noviembre 2006); “O tempo que nos cabe”, sesión dedicada a la poesía de António Mega Ferreira (Noviembre 2005); “Óculos Azuis, Mundo Azul”, sesión dedicada a la poesía de Pedro Mexia (Febrero 2005).

Muy brevemente saldrá la publicación, por la Editora Averno, del libro de cuentos “NEÓFITOS” de Alexandre Sarrazola con portada y fotografías de su autoría.



La Safra

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Acerca de la Safra, todo lo que más tarde he leído en los libros me lo contó mi abuelo.

Que había un carro de bueyes que llevaba el pescado por surcos de arena hasta Cantanhede desde donde seguía rumbo al interior en ferrocarril. Que antes de mi tiempo los pajares se asentaban en estacas clavadas en la arena para debelar la fuerza de las mareas. Que tantas veces el primordial pueblo de pescadores fuera fatalmente asolado por las olas. Que tantas veces estas llevaron vidas en cambio del alimento que les proveían. Que antes de mi tiempo, antes mismo del tiempo de los carros de bueyes, eran los brazos fuertes de los pescadores y de sus mujeres que acarreaban las redes llenas al arenal.

En el tiempo en el que mi abuelo me contaba como eran las cosas antes de su tiempo, hacía mucho que las pescas en la costa vicentina habían dejado de representar un sexto de las pescas nacionales; hacía mucho que se usaban tractores para traer las redes a la playa, hacía mucho que los Pajares de Mira eran conocidos como Playa de Mira y este era el lugar donde se veraneaba, donde se temían  los malos vinos de los pescadores a quiénes quedaba ahora el tiempo, donde se alquilaba, al inicio de la saison, una caseta listada donde descansar del sol después de la merienda, donde se paseaba de barco en el rincón – “atención a los remolinos que arrastran para el  lecho” -, donde las olas eran tanto para las jábegas como para los baños, donde acechaba, inaplazable, la promesa de la lengua de la suegra – “olhá bo-bolacha”.

En el tiempo en el que mi abuelo nos pelaba la fruta, llegaban, los domingos, camionetas trayendo veraneantes que, por su turno, traían opulentos manjares, mesas, sillas, sombrillas; y, a veces, les bastaba la relativa proximidad del mar para que montasen su festín en el malecón. Se veían desde la ventana del salón y era el día en el que nos quedábamos a casa. Era el día en el que mi abuelo asaba sardinas. Sardinas que iba muy temprano a buscar directamente a la red.

La red trasversal a todos los tiempos.


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The Sun is God

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Beth


era a manhã primordial e não tínhamos dormido por causa da chuva de meteoros
nada de notícias do bombardeamento sobre Kilgore ou dos espasmos ctónicos
da falha do Levante – um megafone suspenso num dos troncos curvados do palmar
anunciava noventa e seis por cento de humidade e sessenta e nove graus Fahrenheit;
desfiz-me do nó górdio que me enfeitava as feridas dos artelhos, cobri-me do lenço
que me ofereceras de véspera (antes da sobredosagem de laudanol e mescalina) e fui
trilhar a mansidão das ondas para me lamberam a areia prateada colada aos tornozelos;

foi então que cega pelo Sol do Nascente pisei um cardo maligno, me nasceu perfeita
uma Lua negra no ardil do peito e te fui amassar os calcanhares no queixo e nos malares
para me libertares daquele aflitivo envenenamento da penetração dos espinhos:
para ti só uma anémona iridescente a acordar  na acidulada tepidez das águas do Índico




The Sun Is God

Alexandre Sarrazola
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